No dudo en afirmar que este es y será mi comercial navideño favorito, lo tiene todo: música, propaganda (a poco no te provoca dejarlo todo y comprarle a esa persona una little blue box), la elegancia innata que sólo tienen algunos en invierno, cuando aún debajo de abrigos, calentadores y bufandas hay gente que luce simplemente regia.
Quién podría no dejar seducirse por el olor a pino recién cortado, por los accesorios para ese árbol hechos en plata y anudados con pulidos listones de seda. Quién pudiera negarse a una cena romántica para dos, a una lección de piano, a cortar el pastel para los niños. Quién pudiera resistirse ante la rodilla que clavada en nieve hace una proposición, para luego doblar la pierna en un plop de película rosa de los 50s y decir: acepto....
Tengo la intención de profundizar más en el tema navideño; todavía no les revelo mi postura, pero espero me de el tiempo suficiente para escribir una entrada.
Por supuesto, prometiendo que será igual de enrevesada como el resto de mis escritos (para suerte o desgracia). Mientras tanto aquí les dejo una de esas piezas de marketing que hace su trabajo completo:
Give voice to your heart:
Música: Carol of the Bells by The Bird and the Bee
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