martes, 9 de noviembre de 2010

Crónicas de un "Coño-Nojoda" PARTE I


Mandibuleas en serio

Ausente, sí, muy ausente, reviso las estadísticas de un informe que no me interesa, mientras me deslizo por tablas, gráficos de torta, repuntes y porcentajes que me aburren más que la gente que siempre tiene algo que decir.

Mientras recorro pasillos eternos, pintados del color hueso de base aceitosa con que la universidad se ha propuesto cubrir cada centímetro cuadrado de su superficie, sólo puedo recordar tu voz, esa voz infecto-contagiosa. Sin duda alguna tus palabras someten a cualquiera. Tu mandibuleo, acompañado de ese timbre angelical que caracteriza a las sifrinas de "verdad verdad"; y es que tú llevabas el "no copy cats" pegado a la frente o al menos escrito con Shapie indeleble, no del que venden aquí, te hablo de los rotuladores que trae la gente de Miami.

Hablar contigo debe resultar absurdo; no escuchar lo que dices sino cómo lo dices, me haría poner de cara de Polifemo; sería imposible responderte y no tratar de emular ese mandibuleo tuyo. Puedo verme perfectamente, tratando de imitar tu código, esperando que eso hiciera un cambio en la percepción que tienes de mí y mi mundo. Craso error.

Te persigo, al menos sin que me veas, o mostrándome lo suficiente como para que si te des cuenta y te cause gracia; soy tan stalker. Lo más seguro es que tu también detestes la pintura de aceite presente en todas las paredes, le da un toque muy “The Shining”, algo muy kubrickesque, pero del tercer mundo y con bajo presupuesto. Te sigo viendo, no me iré hasta sacarte una palabra así sea: “quítate”.

Pero... ¡¿ qué es esto?¡, ¡basta!, no me atrevo a sacar más conclusiones, no puedo ver tu contexto, imaginar tu fin de semana; al menos no debo hacerlo, al ver como con tu mandibuleo, con tu descarado mandibuleo, te atreves a pedir en el cafetín de fritangas: "dos de molida y un yogurt de medio" .

Me quedo sorprendido, mi quijada cae sobre mis zapatos, me dices: "me pasas un pitillo, porfa flaco" y ya logré sacarte 6 palabras de un solo golpe…

Yo pongo cara de gigante abobado, todo me da igual, ese pitillo representa una estaca en el ojo. Empiezas a mandibulear de una manera distinta, esta vez no hablas de tus compras en Stradivarius, ahora lo haces para devorar los pedacitos de carne mientras los mezclas con tu lácteo fermentado, es tan encantador verte así, como una simple criatura. Yo ya morí.

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