viernes, 17 de diciembre de 2010

Casse-Noisette

¡No!, ésas no son nueces, son entradas para ver el ballet. "You are such a bad boy..."



Prometí hablar un poco de diciembre, de navidad, del fin de año en Caracas, y si me pongo a esperar que de verdad todo aquello suceda, se que se me irá el tiempo y la temporada, así que mejor empiezo.

Para mi diciembre comienza cuando se dan los primeros avistamientos de plástico, luces intermitentes, pino sintético o real, adornos, escarcha, lentejuela, canutillo, rejillas... Esto parece más bien la descripción de un vestido de Miss Venezuela, oigo perfectamente la voz de Maite: en una fantasía inspirada en la icónica cantante Lady Gaga, desfila la señorita Guárico 2011, con columna en organza acanalada... para terminar en ligeros detalles de algodón egipcio. La joyería que complementa este fino traje, consiste en un inmenso "disco stick" en cristales de swarovski, anillo cóctel en el mismo material y collar babero en turquesas y cinta de seda, directo desde la imaginación de la diseñadora Titina Penzini....

All right! me voy del tema como siempre, pero es que para mi la navidad comienza con el "Miss Venezuela". Entre septiembre y octubre todos esperamos ver ese espectáculo del que creo ya se ha escrito bastante. Todas las crónicas coinciden en que la población entera se paraliza, nadie puede resistirse al Opening, al discurso introductorio de Maite, al traje de baño con tacones, a la descripciones esquizofrénicas de los trajes de gala y por suspuesto a la última adquisición: Boris....

Es en el Miss Venezuela en dónde se oye la primera gaita, la primera vez en toda la temporada en la que vemos a Maracaibo 15, Melody Gaita... y todos esos grupos que comienzan por "M" o terminan en "Gaita", y tienen al menos un cantante que sufre de obesidad mórbida.

La navidad también parece sentirse con algo que imagino, se importó desde los clubes campestres de afuera, y al parecer llegó para quedarse per secula seculorum. Si bien "nuestro" CaracasCountryClub , se jacta al decir que tiene el de mayor tradición en la navidad criolla, este fenómeno se expandió y ahora incluso los preescolares en toda Caracas, gozan de su Bazar Navideño. Los hay de todo tipo, presupuesto, área de especialización, misión altruista... e incluso Toto Aguerrevere (clickaquí) se ha hecho un experto en esta materia. Resulta entonces que cualquier refacción, cualquier mejora, cambio, ampliación, que desee hacérsele a un grupo social por más grande o pequeño que sea, se da mejor si se realiza a través de un Bazar, más aún, cuando es "Navideño".

La navidad también debuta cuando todas las tascas de la Candelaria, Chacao, Bello Monte... esos lugares oscuros, atestados con jamones y piernas inmensas de cerdo en acrílico (No, no es cierto, que cliché sería decir eso. Ya las tascas no tienen esas piernas de jamón de yeso, pero se que debe quedar una minoría con ellas. Sería un buen tema de cool hunting el ubicar patas falsas de animales...) Estos sitios, ofrecen a parte de la música en vivo, (dos cantantes con engolamiento excesivo de la voz; trasnochados, y que se saben las canciones de Olga Tañon de arriba abajo, al revés, hicieron las traducciones al inglés, por lo general acompañados de un teclado Casio...) .... ofrecen Gaitas en Vivo, ahí es cuando veo al montón de trabajadores bebiéndose la birra diaria. He escuchado como le dicen a diciembre "bebiembre", me da mucha risa.

El Sambil se abarrota, y el número de vigilantes de piso se múltiplica en relación de "10 vigilantes por cada tukky y medio". No me pregunten cómo hacen para cortar a ese tukky por la mitad... porque la verdad es que no lo se; lo cierto es que con el cuento de que en "Sambil lo haces todo", todo el mundo va y así te resistas terminarás entrando a la Mecca del consumismo, al laberinto de granito, a la ciudad de las plazas internas (que si Plaza el Arte, que si Plaza la Música... y así... como diría Massiani si escribiera de la juventud en la actualidad).

Los trabajadores hacen el intercambio de regalos (vaya chasco, debería escribir otra entrada nada más dedicada a la desgracia del amigo secreto) y viven el "efecto quincena", que en esta temporada se multiplica. Con los bonos, aguinaldos, incentivos, aumentos, despidos, renuncias... la calle parece un carnaval de plástico y todos los habitantes juran que pueden comprar al mundo, sin entender ni un poquito la debacle económica.

"Diciembre es plástico, cursilería, derroche de color, exceso de brillo....
es como el maquillaje que se aplica una niña de 6 años".

Siempre me preguntan cómo siendo amante de los colores claros y lo sencillo, me puede gustar tanto este mes. Les respondo que es la oportunidad perfecta para ser recargado y que nadie se de cuenta, la gente está demasiado entretenida con las decoraciones en los centros comerciales, restaurantes, plazas... Es el mes de explotar esos instintos básicos, ser casi-carvenícola, y mezclar rojo con verde, blanco con rojo y lo que sea con rojo... se trata del momento perfecto de ser un Casse-Noisette, un Cascanueces, digo.

Se trata de la oportunidad de olvidar que somos soldados, con instrucciones directas de cumplir misiones aburridas y recordar que podemos ponernos atavíos atrevidos, casi ridículos. Pero como somos soldados, con pistola y espada, quién se atrevería a burlarse de nosotros.

Luego en enero vendrán los arrepentimientos, los kilos de más, la resaca, y será el momento para usar colores neutros que desintoxiquen de tanto exceso.

Diciembre, navidad, hanukkah, como quiera que le digas, como quiera que (no) le creas, como quiera que (no) lo sientas, es la temporada de oportunidades, en la que cualquier excusa es perfecta para regalar y reunirse con otros; vestirse de rojo y ser un cascanueces (también ver el Cascanueces).

Es la época perfecta para cumplir e iniciar tradiciones, que al final no responden a ninguna religión o idiología; sólo a un gusto particular.

Si me buscan, estaré en primera fila con mi mamá, viendo el tradicional Cascanueces de Nebrada en el TTC, sin importar lo rojo rojísimo del entorno, sólo mirando esa suite divina, ese mundo ilógico, frío; esos leotardos ajustados y esa fantasía de un mundo cuasi perfecto por 1 hora y 65 minutos apróximadamente...


Photo: Mr. Prelude Nutcrackers' personal Collection

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