miércoles, 21 de julio de 2010

Closet


Cuando llega el verano los días se hacen más largos o más cortos (dependiendo de la intensidad que se les imprima), dormimos mucho, quizás demasiado, y nos preocupamos por las cosas que haremos cuando toda la magia del verano se haya esfumado y sólo nos quede la amarga resaca de excesos (exceso de sueño, exceso de comida, exceso de internet, exceso de no hacer nada).

En mi caso la única cosa productiva que puedo alegar, y cuando digo alegar, me refiero a justificar mi existencia, se reducen a una sola:

Editar el Closet: "consiste en ese momento de extremo hastío en donde hay tan poco que hacer, que de repente aventurarse a ordenar un mundo mas grande que Narnia, se hace toda una aventura".

Normalmente edito el closet cada dos años, es un proceso complicado pero que a medida que pasan los años, parece ser menos tedioso. Yo comienzo, por ponerme algo que me cubra la cara de todo el polvo que parece mentira, está allí concentrado, luego procedo a buscar esas bolsas negras gigantescas para hacer los montoncitos respectivos de ropa y sacarla de una vez por todas.

¡Ya va!, un momento, por favor. Permítanme darles una explicación al menos. Por mas fatuo, banal y ridículo que suene este post, hay cosas que en verdad tienen un sentido más espiritual que físico. Verán al final... y es que por cada cosa que desechaba, recordaba otras tantas, me venían "flashazos", momentos de mi vida en los cuales había usado esa prenda, en otros casos recordaba lo mucho que me había costado conseguirla y en otros casos veía cosas que ni siquiera sabía por qué había comprado.

En resumidas cuentas, ese momento fue como organizar un baúl de souvenirs, y por mas cursi que me parezca la palabra "baúl", más aun, aderezada con souvenirs (recuerdos), creo que es la única palabra que puede describir lo que a continuación explicaré... que no es algo más, que una simple cursilería:

Como esas prendas de ropa que ya no me servían y me parecían despreciables, así mismo
vi como algunas situaciones de mi vida, no son nada mas que eso, ropa.

"Hay un momento de reconocimiento -> se agrega la intriga -> llego a conocerlas, finalmente-> las uso -> me aburro -> las guardo y las olvido"
Y es aquí en donde entra la variante:

1) Sin son prendas clásicas (fiables, llenas de respeto y calidad) se convertirán en un impelable, ese trapo que sabes puedes ponerte sin importar que esté repetido, porque al fin y al cabo te luce muy bien.

2) Si son arranques de locura, (compras compulsivas, llenas de duda, no muy buena calidad, sin respeto) se convertirán en un montoncito de ropa, contenido en una bella bolsa negra de la colección anual de cualquier empresa productora de plástico del Edo Carabobo.


Saqué una camisa demasiado pequeña (la había usado una sola vez, la secadora la redujo a ropa para Barbie), unos pantalones demasiado gastados... todo era "demasiado"...
Nada de lo que fue a parar a la bolsa cumplía con la misión de la verdadera ropa:

Funcionalidad, calidad y confianza... por no decir diseño

PD. NOTA DEL AUTOR:
Ahora sustituye "ropa" por "gente" y verás que no soy tan banal...